
Carlos Alberto Délano, reconocido empresario, expresó su gratitud a la vida por haberlo cruzado en el sendero de Sebastián. Recuerda con cariño cómo se conocieron durante sus primeros años de universidad en ingeniería comercial en la UC, aunque fue en el segundo año cuando verdaderamente forjaron una amistad sólida. A pesar de haber pertenecido a bandos políticos opuestos, compartían un sentido del humor y la creatividad que los unió. Juntos egresaron, se casaron jóvenes y compartieron vacaciones, viajes y momentos inolvidables.A lo largo de los años, Carlos y Sebastián emprendieron juntos, asumieron riesgos y sostuvieron una amistad sólida a pesar de las diferencias políticas. Sebastián era un alma libre, que admitía las divergencias de opinión con absoluta naturalidad. Pese a no ser seguidores del mismo equipo de fútbol, se quisieron y respetaron siempre y en todo momento. Junto a sus esposas, formaron un cuarteto inseparable, tan distintos y unidos a Sebastián la vez. Carlos recuerda con melancolia las risas compartidas, las historias memorables, los rechistes y la complicidad que los caracterizaba. Sebastián siempre fue un huésped bienvenido en su hogar, hipnotizándolos con su cultura, inteligencia, facilidad, simpatía y humor. Su amistad trascendió a las segundas generaciones, siendo un amigo cercano y cariñoso con su esposa y sus hijos.Recordando las expresiones de Sebastián en instantes bien difíciles, Carlos reconoce su valor como amigo verdadero, comprometiéndose a estar cerca de su familia como sabría que Sebastián lo haría por él. Agradece a la vida por haberlo puesto en su sendero y promete recordarlo siempre y en todo momento con amor y gratitud. Chile llora la pérdida de Sebastián, pero su legado pervivirá por siempre y en todo momento en la memoria de quienes lo conocieron y quisieron.